No brillaron Messi, Cristiano Ronaldo, Rooney, Kak??, Ribery, Pirlo y Drogba, pero el Mundial est?? muy lejos de ser un fiasco futbol??stico. Que varias figuras estuvieran por debajo de las expectativas no implica una consideraci??n negativa o desalentadora sobre lo que se est?? viendo. Quiz??s esas decepciones individuales sean un s??ntoma de algo m??s importante que est?? ocurriendo: se imponen el valor del equipo, el sentido colectivo, los proyectos que llevan un largo tiempo de desarrollo al servicio de una idea de juego que es interpretada y defendida con conciencia de grupo. En un partido eliminatorio, puede haber muchos imponderables que tiran por la borda a la l??gica o desaf??an al esquema m??s aceitado, pero hasta aqu?? el Mundial no premi?? a la improvisaci??n, a la inspiraci??n como una ??nica receta ni a los equipos que se autogestionan exclusivamente por sus jugadores, sin un plan que baje desde la conducci??n. Seguramente, ??stas son las razones por las cuales el seleccionado se volvi?? a la Argentina el domingo, una semana antes de la final.
No es el Mundial del genio, el h??roe o el salvador providencial, aunque ya hay algunos que tienen ganado su momento de gloria para la posteridad. Es el Mundial de los que son capaces de articular un estilo que involucre desde el arquero hasta un delantero, y de los que, adem??s, poseen un recambio que les permite encontrar variantes que enriquezcan la propuesta de juego.
Todav??a no es tiempo de balance definitivo. Pero aun con lo que resta por disputarse no es de temerarios afirmar que este Mundial ya es mejor que el anterior. El recuerdo de Sud??frica ser?? m??s placentero que el que qued?? de Alemania. El beneficiado es el f??tbol, que aunque tenga un p??blico cautivo en cualquier circunstancia, no puede desatender su obligaci??n con el espect??culo.
El nivel de los seleccionados m??s destacados fue de menor a mayor. Y eso es bueno, ya que evidencia una evoluci??n a medida que aumentan las exigencias y las tensiones. La din??mica de la Argentina fue a la inversa. Empez?? con una imagen intimidante y se fue desfigurando, hasta quedar irreconocible. En la semifinal que los enfrentar?? hoy, Espa??a y Alemania est??n en condiciones de ratificar que este Mundial ya es mejor que el anterior, aunque muchos de los que llegaron con el cartel de estrella ya lo est??n viendo en sus casas por televisi??n.