Procesaron con prisión preventiva al oficial de la Policía de la Ciudad Facundo Matías Torres, quien había sido detenido el pasado 3 de junio como sospechoso de haber participado del encubrimiento del crimen de Lucas González. Se trata del adolescente de 17 años atacado a tiros junto a tres amigos en 2021 en el barrio de Barracas, informaron hoy fuentes judiciales.
La resolución de la jueza Vanesa Peluffo, a cargo del Juzgado Criminal y Correccional 7, recayó sobre el policía Torres (25) quien fue considerado autor del delito: de “falsedad ideológica, privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley, encubrimiento agravado por la condición de funcionario público y por ser el delito precedente especialmente grave, e imposición de torturas”. Y se le trabó un embargo de 1.200.000 pesos.
Para procesar al oficial Torres, la magistrada tuvo en cuenta “la existencia de peligros procesales que justifican razonablemente decretar la prisión preventiva” y se refirió especialmente al de entorpecimiento de la investigación. “No descartamos la posible presión a las víctimas o sus familiares quienes deberán declarar en la próxima etapa, sobre todo si se tiene en cuenta la relación de poder, recursos y condiciones que deriva de que Torres integra una fuerza de seguridad”, indicó la juez en su resolución de 58 páginas a la que accedió Télam.
Y consideró que “el imputado deberá responder en calidad de coautor material penalmente responsable, dado que, como probó la Fiscalía, prestó una colaboración indispensable a los ya procesados, con el único fin de que pudieran eludir una investigación penal y ayudó a alterar los rastros de la escena donde se detuvo a las víctimas, esto fue de propia mano y con total co-dominio del hecho”.La detención de este último efectivo se registró en Lomas de Zamora mientras se desarrolla el tramo final del juicio oral por el crimen de Lucas y la tentativa de homicidio de sus tres amigos, que tiene a 14 efectivos de la Policía de la Ciudad como imputados.
En su descargo ante el fiscal Leonel Gómez Barbella, Torres había asegurado que el día del homicidio se dirigió a la comisaría Vecinal 4D junto a Gabriel Alejandro Issasi (41), uno de los tres policías acusados del crimen de Lucas, a buscar cinta plástica para preservar la escena del hecho, pero que no fue a retirar un arma de plástico para plantar en la escena del hecho porque no se lo “permite la moralidad”. Sin embargo, la jueza consideró que “una cinta de las descriptas por el encausado, no es un elemento pequeño, sino se trata de un rollo de significativas dimensiones” y que “ningún video ni testigo obrante en la causa, permiten acompañar ese relato, sino todo lo contrario, las filmaciones de la vía pública demuestran una versión diametralmente diferente en la que se visualiza a ambos sin ninguna cinta en su poder”. Torres admitió que el 17 de noviembre del 2021 se trasladó junto a Issasi a la sede de la comisaría Vecinal 4D. Una vez allí, mientras Issasi lo aguardaba en la calle, él se dirigió a su locker (casillero) personal a buscar cinta plástica con la inscripción de “PELIGRO” para preservar la escena del hecho y rechazó la acusación de que fue a retirar el arma que luego se les plantó luego a las víctimas. Además, el policía admitió que su versión no podía ser corroborada por ninguna persona ni otro testigo porque nadie lo había visto cuando ingresó a la seccional policial y concurrió a su locker personal. Respecto a Issasi, explicó que no lo conocía de antes, que ese día fue la primera vez que lo vio y que lo notó “nervioso” pero que no le resultó extraño porque “era una persona que había mantenido un enfrentamiento armado”, por lo que “era normal su actitud”. Por su parte, la jueza Peluffo entendió que “merece destacarse que la experiencia y grado de preparación de Torres -aseguró que hacía 5 años se policía y mencionó que antes había formado parte del Ejército Argentino-, no se le podría pasar por alto estas maniobras delictivas de la cual formó parte”. Torres fue involucrado en la causa el jueves 1 de junio por el principal de la Comuna 4D Héctor Claudio Cuevas (50), detenido y sometido a juicio por el encubrimiento del crimen de Lucas, quien al pedir declarar ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 lo señaló como uno de los policías que ayudó a plantar el arma en el auto en el que iban los chicos con el fin de simular un enfrentamiento con supuestos delincuentes. De acuerdo a la declaración de Cuevas, ese día Torres arribó a la escena del crimen en una moto y colaboró con el oficial Issasi en la maniobra de encubrimiento. Siempre según su relato, Issasi fue quien “tira el arma” en la parte trasera del vehículo, luego de que otro de los policías enjuiciados, el subcomisario Roberto Orlando Inca (47), le dijera “anda a poner eso”. Luego, dijo Cuevas, la misma persona se acercó hasta la parte trasera del Volkswagen Suran -en el que iban Lucas, Julián Salas (19), Joaquín Zuñiga (19), y Niven Huanca (19)-, que estaba abierto y “tira el arma”. El propio Cuevas explicó que “estando detenido” se enteró “por radio pasillo que el oficial Torres se jactaba de haberle dado esa arma, ese juguete, que tenía el guardado en el cofre de la comisaría”. Además de Issasi, al debate llegaron imputados por el homicidio de Lucas y la tentativa de homicidio de sus amigos el oficial mayor Fabián Andrés López (48) y el oficial Juan José Nieva (37). El crimen del jugador de las divisiones inferiores del club Barracas Central fue cometido el 17 de noviembre de 2021 cuando iba junto a sus amigos a bordo de un Volkswagen Suran que fue interceptado por un Nissan Tiida en el que circulaban tres policías de la Brigada 6 de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad que les hicieron señas para detenerse. Como no tenían identificación policial, los chicos pensaron que podían ser ladrones e intentaron escapar, momento en que los efectivos les dispararon y un balazo impactó en la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente en el Hospital El Cruce de Florencio Varela. De acuerdo con la investigación, tras disparar contra los jóvenes, los policías intentaron simular que se había tratado de un enfrentamiento con delincuentes, maniobra a la que se habrían sumado otros efectivos, que “plantaron” un arma en el auto de las víctimas.