Terror en el Bellas Artes

“La belleza del terror” es el nombre del ciclo de cine que se inicia en este museo, entre el 21 y el 29 de abril. Las funciones serán los viernes y sábados, a las 19, en la sala de Amigos del Bellas Artes, ubicada en Av. Figueroa Alcorta 2280.

El Museo de Bellas Artes inaugura este viernes el ciclo gratuito de cine del 2023 con «La belleza del terror».

Del 21 al 29 de abril, los viernes y sábados se proyectarán, con entrada gratuita, cuatro obras maestras del cine de terror en el Auditorio de Amigos del Bellas Artes.

Cabe aclarar que si bien la entrada es gratuita es con inscripción previa. La programación incluye “Nosferatu: Una sinfonía del horror”, de Friedrich Wilhelm Murnau (viernes 21 de abril); “Fenómenos”, de Tod Browning (sábado 22); “El carnaval de las almas”, de Herk Harvey (viernes 28); y “La noche de los muertos vivos”, de George A. Romero (sábado 29). #BellasArtesCine #labellezadelterror #ElBellasArtes #MuseodeBellasArtes #AmigosdelBellasArtes

“Bellas Artes Cine comienza su programación en 2023 ‒afirma el programador del ciclo, Leonardo D’Espósito‒ con cuatro obras maestras del cine que, no casualmente, son filmes de terror. Filmes en cierto sentido malditos, filmes totalmente míticos, que además ampliaron las posibilidades de la representación estética en el cine”.

“Existe un prejuicio ‒aún‒ con el cine de terror, basado en la mirada de filmes que se apoyan exclusivamente en el efecto fisiológico del espectador, en la andanada de sustos. Sin embargo, es uno de los géneros más pensantes y metafísicos: apunta a los miedos primordiales del ser humano convirtiéndolos en monstruos y apariciones. La sala oscura del cine, por lo demás, nos llena de inquietud, condición necesaria para el miedo. De allí que gran parte de las obras maestras del cine sean películas de terror y de horror. Cabe la precisión: “terror” es miedo de mirar (y la fascinación perversa por no desviar la mirada); “horror” no solo es un superlativo de lo anterior, sino también el rechazo por lo que se ha visto, el efecto posterior tras haber sucumbido a la visión de lo monstruoso”, agrega D’Espósito.

Las funciones de Bellas Artes Cine serán los viernes y sábados, a las 19, en la sala de Amigos del Bellas Artes, ubicada en Av. Figueroa Alcorta 2280.

La programación incluye “Nosferatu: Una sinfonía del horror”, de Friedrich Wilhelm Murnau (viernes 21 de abril); “Fenómenos”, de Tod Browning (sábado 22); “El carnaval de las almas”, de Herk Harvey (viernes 28); y “La noche de los muertos vivos”, de George A. Romero (sábado 29).

Las entradas son gratuitas y se adquieren únicamente de manera online, completando el formulario de reserva para cada función (ver sinopsis al pie).

Ubicado detrás del Museo, Bellas Artes Cine tiene capacidad para 235 espectadores y está dedicado a la proyección de películas que habitualmente no llegan a las salas comerciales. En 2014, el espacio fue restaurado con nuevas butacas, mejoras acústicas y técnicas, y una arquitectura moderna y confortable.

Programación:
Nosferatu: Una sinfonía del horror
Alemania, 1922
Duración: 94 minutos
Dirección: Friedrich Wilhelm Murnau
Antes de ser una película, “Nosferatu” es una historia de contrabandistas. Se trataba de hacer una versión de la novela y la obra teatral derivada “Drácula”, clásico de Bram Stoker, pero los derechos eran impagables. Así que se trasladó la acción principal a Alemania, se cambiaron algunos nombres (el conde ahora se llama Orlok, Jonathan Harker, Thomas Hutter), muy pocas situaciones y, por supuesto, el título. Este juego de máscaras para evitar un gasto millonario no impidió que “Nosferatu” sea una obra maestra. Más aún: una película efectiva a la hora de causar terror incluso si es muda, si es en blanco y negro, si sus efectos especiales denotan cierto primitivismo. F.W. Murnau exploró el costado onírico de la historia del vampiro y pobló la puesta en escena de efectos nada novedosos en 1922 (acelerados, sobreimpresiones), pero lo hizo de un modo musical: cada efecto es un acento, una nota, una forma del ritmo. Murnau creó para el cine la noción de clima, esa complementariedad absoluta de las capas de una obra para lograr un cierto estado emocional en el espectador. Murnau apeló, también, a elementos del expresionismo, aunque solo en el personaje del Conde, interpretado por Max Schreck. El resto de la puesta en escena se acerca al decadentismo como último avatar del romanticismo. Estos elementos, que generan además un aspecto de cierto barroquismo, impactarán en todo el fantástico posterior, especialmente en el cine de terror de la Universal de la década de 1930, con sus versiones clásicas de Drácula y Frankenstein, especialmente, fuertemente influidas además por la incorporación de técnicos alemanes a Hollywood tras el ascenso de los nazis al poder.
Viernes 21 de abril, a las 19.
RESERVA DE ENTRADAS
https://www.eventbrite.com.ar/e/nosferatu-una-sinfonia-del-horror-tickets-596943573297
Fenómenos
EE.UU., 1931
Duración: 64 minutos
Dirección: Tod Browning
El gran tema de las películas de Tod Browning es la deformidad. No solo la física, sino también la moral. Durante el período mudo, Browning realizó una gran cantidad de películas asociado a Lon Chaney, actor especialista en monstruos (otra vez, tanto físicos como especialmente morales) que además conocía todos los secretos del maquillaje para el cine. De hecho, fue Chaney quien redactó el artículo sobre esas técnicas para la Encyclopedia Britannica. Otro aspecto del cine de Browning es la recurrencia al circo y a sus fenómenos: el cuerpo inhabitual ‒hoy alguien diría “no hegemónico”‒ era icono de emociones y espejo de prejuicios. También eran un poco deformes ‒en el sentido de meandrosas, de retorcidas‒ las tramas de sus filmes, que incluso si pueden incluirse en el terror (fue el adaptador de “Drácula” para Hollywood con Bela Lugosi en el rol del Conde) o en la aventura (“Los pantanos de Zanzíbar”), siempre fueron melodramas donde las emociones humanas llegaban a la pasión desaforada. Fenómenos es la historia de un enano de circo enamorado de una écuyere; de cómo ésta se aprovecha de ese amor para casarse con él y robarlo en connivencia con el hombre fuerte, y de la venganza ‒atroz‒ de los “fenómenos” contra ella. Pero es mucho más, porque Browning no trata a mujeres barbudas, siamesas, liliputienses, hombres-torso o niños eternos como monstruos sino como los verdaderos humanos. El monstruo es el “normal”, el “bello”. La película fue un escándalo y tardó años en estrenarse. Y cuando lo hizo se convirtió de inmediato en referencia y obra maestra.
Sábado 22 de abril, a las 19.

RESERVA DE ENTRADAS
https://www.eventbrite.com.ar/e/fenomenos-tickets-596960112767
El carnaval de las almas
EE.UU., 1962
Duración: 84 minutos
Dirección: Herk Harvey
Hay demasiadas curiosidades alrededor de “El carnaval de las almas”, una película de fantasmas que es, en sí misma, una película fantasma. Es el único filme realizado por Herk Harvey (que murió en 1966 y de quien sabemos que hizo unos pocos cortometrajes y trabajó en efectos especiales). Totalmente independiente, realizada al margen de cualquier circuito de producción o exhibición mainstream, no fue un gran éxito pero, poco a poco, su fama creció hasta convertirse en un auténtico filme de culto. Influyó luego en cineastas cercanos a lo surreal, como David Lynch, que la menciona como una de sus películas favoritas. Su protagonista Candace Hilligoss apenas volvió a aparecer en un par de producciones de terror clase Z, y mucho más tarde escribió un libro sobre su matrimonio con otro actor, que fue más exitoso que cualquiera de sus actuaciones. A pesar de esta ausencia de fama, la película fue matriz de muchas otras producciones de horror que el espectador descubrirá cuando llegue al final (cualquier otra referencia en este texto sería un gigantesco spoiler). Quizás sea la definitiva historia de fantasmas: una mujer que es perseguida por extrañas apariciones, por seres grotescos que parecen buscarla. Las apariciones no son solo nocturnas, sino que suceden en cualquier momento, como si su vida se hubiera transformado en una pesadilla. Ni siquiera la asistencia psicológica puede explicar a estos seres. Harvey transforma el mundo cotidiano de un pequeño pueblo de los EE.UU. en algo así como una ruleta del horror, hasta el final que es al mismo tiempo catártico y fatal. Hay pocas películas como “El carnaval de las almas” que dejen al espectador en un estado de angustia y duda existencial.
Viernes 28 de abril, a las 19.
RESERVA DE ENTRADAS
https://www.eventbrite.com.ar/e/el-carnaval-de-las-almas-tickets-596968307277
La noche de los muertos vivos
EE.UU., 1968
Duración: 96 minutos
Dirección: George A. Romero
Un mal día, los muertos comienzan a salir de sus tumbas y buscan alimentarse de seres vivos. Las explicaciones de por qué esto sucede son lo de menos: simplemente los persiguen ‒a paso lento pero inexorable‒ y los devoran. Una mordedura de zombi transforma en muerto vivo a la víctima. Una joven herida y un hombre negro llegan a una cabaña donde se refugian otras cinco personas en medio de una noche en la que el ataque de los muertos vivos se renovará una y otra vez. Pero eso no es todo: la tensión dentro de la cabaña, el racismo, la cobardía y el peligro hacen que, como hubiera dicho Sartre, el infierno también sea los otros. George A. Romero debutó con esta obra maestra de la sátira social (la sátira no siempre ha de ser cómica) y política ‒el final es tan irónico como atroz, un alegato antirracista en plena lucha de los negros estadounidenses por los derechos civiles‒ gastando unos pocos dólares. La película recaudó 250 veces su presupuesto. Pero lo más interesante es la iconografía que creó (las manos atravesando puertas de madera, los muertos vivos como seres tristes pero inexorables, las rasgadas vestiduras de los cadáveres andantes, la cabaña en medio de la nada) y que generó un cambio definitivo en el género. Romero continuaría su serie de muertos vivos, siempre con el mismo sustrato satírico.
Sábado 29 de abril, a las 19.
RESERVA DE ENTRADAS
https://www.eventbrite.com.ar/e/la-noche-de-los-muertos-vivos-tickets-596979260037