Gitanos de Buenos Aires es el primer disco de La Barberia del Sur que luego se transform?? en un documental exhibido recientemente en Argentina por primera vez, que refleja la historia del baterista de la banda.
La cultura de los gitanos alejados hace ya varios a??os de Espa??a, vive en?? la Avenida de Mayo, en el Barrio de Congreso, en la que el flamenco y cal?? resuenan en manos de esta comunidad en busca de la conservaci??n de sus costumbres.
Si bien no fue y no es f??cil la integraci??n en las grandes ciudades como Buenos Aires, tampoco lo fue la situaci??n de la que vinieron huyendo en los tiempos de la Espa??a franquista, en tiempos de la posguerra, en la que viv??an en la marginalidad y discriminados.
Fue entonces cuando un reducido grupo de gitanos, ma afueras de Madrid aunque tambi??n de otros puntos del pa??s, como Andaluc??a o las Islas Canarias, emigr?? a la capital argentina en busca de una vida mejor.
«Pasaron de vivir en una chabola en el Pozo del T??o Raimundo (Madrid), entre ratas, a un piso en el centro de Buenos Aires. Aqu?? fueron recibidos como europeos, como se??oritos espa??oles, en cierta manera como algo ex??tico», explica a Efe el guitarrista David Amaya, sobrino nieto de la cantaora y bailaora Carmen Amaya.
La nueva vida que encontraron en Argentina, contin??a Amaya, permiti?? a los gitanos ahorrar, traer a sus familias y establecerse en las inmediaciones en la famosa Avenida de Mayo, en el barrio de Congreso, en el coraz??n de Buenos Aires.
David Amaya descubri?? hace catorce a??os este «cogollo de hispanidad y flamencura» que le atrap?? y le hizo sentirse como en casa, hasta el punto de que una ciudad a la que lleg?? «de paso», para «huir de sus demonios», se termin?? convirtiendo
Los gitanos del Congreso apenas se relacionan con los locales, y aunque la mayor??a son segunda, tercera o incluso cuarta generaci??n de argentinos y nunca han pisado Espa??a, hablan castellano con un impactante acento espa??ol.
«No se han dejado contagiar de la ‘argentinidad’, veneran a otros dioses. Viven como si esto fuera realmente un pedacito de Espa??a», cuenta Amaya, que aunque tambi??n es gitano, no comulga con todas las f??rreas costumbres de su pueblo, en especial las relacionadas con el papel relegado de la mujer respecto al hombre.
Como explica una de las protagonistas del documental, las mujeres «no pueden acercarse a los payos», y desde ni??as deben quedarse en casa ayudando a su madre.
Entre estas tradiciones que respetan a rajatabla est?? la obligaci??n de casarse siempre con gitanos. Como en Buenos Aires son pocos, es com??n que terminen contrayendo matrimonio, siempre a edades muy tempranas, primos hermanos con los mismos apellidos.
La colonia del Congreso se dedica a la venta ambulante, al negocio de las antig??edades o las diferentes facetas del flamenco, que la mayor??a aprenden desde peque??os a base de horas de ensayo frente al espejo, cantando, taconeando o tocando palmas.
«Desde ni??os nos dec??an que ??sta es nuestra m??sica y ten??amos que aprenderla», explica Juan Romero C??diz, perteneciente a la familia m??s numerosa de gitanos de la comunidad, que toca y da clases de caj??n.
Los gitanos m??s j??venes se re??nen en la plaza del Congreso, mientras que los hombres lo hacen cada tarde en el hist??rico bar porte??o «Los 36 Billares», en plena Avenida de Mayo, que frecuent?? el poeta andaluz Federico Garc??a Lorca cuando visit?? Buenos Aires, y donde ellos juegan a mus, al billar o al domin??.
En la Avenida de Mayo y sus inmediaciones se ha creado toda una industria que vive del flamenco, con tablaos, academias y tiendas en las que venden guitarras espa??olas, cajones, casta??uelas y trajes flamencos.
Es, sin duda, el rinc??n m??s espa??ol de la capital argentina y despierta un creciente inter??s tur??stico. EFE.
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